Buenas tardes. Aquí estoy. Ya no hay vuelta atrás. Decidido. Me presento a las elecciones autonómicas por el partido Ciudadanos. En primer lugar quería agradecer su presencia a mis antecesores en el uso de la palabra Mikel Buesa y Matías Alonso, Secretario General de Ciudadanos. También al resto de candidatos de Ciudadanos. Gracias al Comité Territorial Centro y a todo su equipo, por su apoyo y también a Eduardo Lallana, de Ciudadanos de Madrid. Gracias a José María Serrano y Soledad Monforte que han estado trabajando sin descanso para presentar la candidatura que hoy ve la luz. Gracias a Luisa Gómez, por su impagable ayuda en la elaboración final del programa que hoy tengo entre manos. Y gracias a todos los militantes, simpatizantes y amigos presentes. También a ti, Juan Espino, por los banners hechos para el acto de hoy. Y a Rosana López y José Carlos Gazteluz, candidatos por Pozuelo que tanto nos han ayudado en la organización de este evento. Gracias también a todos los medios de comunicación que habéis querido acompañarnos hoy y a todos los que hoy habéis venido a escucharme. Prometo que, desde este mismo instante, seré yo quien os escuche a vosotros. Porque así es como entiendo la Política: una escucha permanente.
Os confieso que siento vértigo. El vértigo que todo ciudadano, hasta ahora sin más contacto con los partidos políticos que las urnas, sentiría al dar el paso que yo he dado. El vértigo que deberían sentir todos los políticos, si tuvieran vergüenza, cada vez que concurren a unas elecciones. ¿Por qué? Pues por la enorme responsabilidad que supone el ponerse al servicio de los ciudadanos, representar a los ciudadanos, ser el canal entre ellos y las administraciones. Pero al tiempo que siento vértigo, estoy feliz. Feliz porque creo que juntos podemos llevar todo lo que se habla en los bares al bar de la Asamblea de Madrid. Podemos romper la distancia que existe entre los ciudadanos y la clase política. Podemos llevar la voz de los Ciudadanos a las instituciones. Juntos podemos hacer Política. Con mayúsculas. La misma Política que llevo más de una década haciendo desde el puesto que me tocó asumir en la sociedad civil.
Cuando hace más de 13 años acepté la presidencia de la entonces incipiente Asociación de Internautas no sospechaba las duras batallas a las cuales iba a tener que enfrentarme. La tarifa plana fue sólo el principio. Se consiguió. Después vendrían la lucha contra el canon digital, contra la Ley Sinde… tantas y tantas batallas. Algunas fueron terribles y las heridas apenas si han cicatrizado. La batalla la dimos siempre desde la red, que es mi barrio, mi casa.
Por eso es lógico que esta candidatura vaya a ser la primera candidatura realmente 2.0 de la historia de España. Es la primera vez que un candidato no va a la red, sino que sale de ella.
Y, como os podéis imaginar, buena parte del programa con el que concurrimos a estas elecciones va a estar basado en las Nuevas Tecnologías y la Sociedad de la Información. Defenderemos la e-democracia, que es la incorporación de las TIC a la Política para mejorar la calidad democrática. Apostaremos por el gobierno abierto. La Administración Electrónica, que permitiría un importante ahorro en el gasto público al tiempo que facilitaría la redistribución del funcionariado hacia aquellos servicios como la Justicia que son vitales para el ciudadano, será uno de los ejes centrales de mi propuesta. En la que, por supuesto, no faltarán medidas para que, en cumplimiento de una reciente sentencia de Estrasburgo, la Comunidad de Madrid y los ayuntamientos madrileños recobren el dinero que indebidamente les facturaron las entidades de gestión de derechos de autor. También instaré a las instituciones madrileñas a posicionarse clara y rotundamente en contra del canon digital. Y de la Ley Sinde. Esa ley que fue votada en el último momento por PP, PSOE y CiU y que supone la vulneración del secreto de las comunicaciones, de la tutela judicial efectiva y de la libertad de expresión. Una ley liberticida que, además de que jamás llegará a conseguir sus objetivos, restringe los derechos y libertades de los españoles. Sí. De los españoles.
Porque los internautas somos los españoles, la gente, los ciudadanos.
Para todo ello cuento con Ofelia Tejerina, Defensora del Internauta, artífice de que recientemente hayamos ganado en la Audiencia Nacional una sentencia que declara nula la orden ministerial de 2008 del canon digital. Compañera, amiga, gran profesional, no entendería mi andadura política sin su compañía. Sin sus consejos. ¡Vente conmigo!
Defenderemos con ahínco una gestión de derechos de autor acorde con el siglo XXI y denunciaremos la caduca gestión, incluso de corte feudal, que de ellos hacen entidades de gestión como la SGAE. Aunque no sólo ésta.
Nos constituiremos, y esto me parece que puede ser muy importante, en punto de encuentro entre internautas y creadores. Haremos aquello que el gobierno de España y el partido mayoritario de la oposición no han sido capaces: encontrar puntos de acuerdo.
Es por ello que en el número 6 de mi lista a la Asamblea de Madrid irá Miguel Ángel Sánchez, nuestro candidato al Ayuntamiento de Madrid. Miguel Ángel, como él mismo os ha contado antes, es autor. Es creador. Socio de la SGAE (de quien recibió el año pasado 25 euros), de PROMUSICAE y de UFI. Pero vive en el siglo XXI. No da la espalda al progreso, ni celebra que alguien no tenga una cuenta en Twitter. Respeta a los internautas porque respeta a los ciudadanos. Quiere que se reconozca, como no podía ser de otra forma, su trabajo. Pero no quiere que la mala gestión de algunos pase factura a los artistas. Miguel Ángel, tú eres lo que creo que la mayoría de internautas quiere: un artista que nos respeta y que está dispuesto a escucharnos; que entiende que los modelos de gestión han cambiado con la aparición de las TIC y que es consciente de que el acuerdo, ese acuerdo que gentes como Sinde niegan y temen, es posible. Miguel Ángel, ¡vente conmigo!
Reconozco que cuando Graciela Alvarez, número dos en mi candidatura, bióloga, funcionaria del cuerpo de profesores de enseñanza secundaria y de profesores técnicos de formación profesional, actualmente dedicada a la enseñanza de adultos en El Escorial, me llamó para plantearme la posibilidad de que la lucha que hasta ahora había llevado a cabo llegara a las instituciones lo pensé un buen rato.
Mis pequeñas dudas se esfumaron cuando leí el programa marco de Ciudadanos. Un programa que nada tiene que ver con el resto de partidos. Un programa que habla de buen gobierno, de participación. Un programa contra la corrupción que encaja perfectamente en mi forma de ver la vida. Listas abiertas y elección directa de los candidatos por todos los ciudadanos, así como limitación de mandatos a dos legislaturas. Sí, por fin un partido que pide listas abiertas.
Separación de los imputados de sus cargos públicos. Control del gasto electoral de los partidos. Responsabilidad civil subsidiaria de los partidos por la corrupción de sus cargos. Consulta accesible a las subvenciones y donaciones que se entregan. Adiós a los privilegios políticos, esos privilegios algunos de los cuales hemos conocido recientemente vía Twitter. Me refiero a los eurodiputados.
Pronto empecé a contactar con amigos de la sociedad civil como los afectados de Afinsa, gracias Mila, con los defensores de la custodia compartida, mi otro gran eje de campaña, la buena gente de Madrid Ciudadanía y Patrimonio o los disidentes de Cuba Democracia Ya, con quienes me sentí especialmente vinculado ya que había estado en la isla caribeña hacía unas semanas, y había podido comprobar con mis propios ojos y durante mis entrevistas con héroes, porque son héroes, como Oswaldo Payá o Yoani Sánchez, la clase de tiranía que lleva décadas oprimiendo al magnífico pueblo cubano. Tomás Alberto Ercia, quien me acompañará en el quinto puesto de la lista, es un joven disidente nacido en Cienfuegos que fue expulsado en 1996 de la Universidad Central de las Villas cuando cursaba el cuarto año de Licenciatura en Químicas. Y fue expulsado, lo que en Cuba significa ser condenado a la miseria más absoluta, por expresar una opinión política opuesta a la dictadura cubana.
Amigo, juntos, de la mano, lucharemos para que tu pueblo, al cual siento como mío, sea liberado de una vez de sus cadenas.
Lucharemos para que la democracia llegue a Cuba. Para que nadie más vuelva a ser expulsado de una universidad, o encarcelado, por pensar diferente. Tomás ¡vente conmigo!
Una de las entrevistas que más me han impactado, de las muchas que he tenido estos últimos días con representantes de la sociedad civil, que es la que a mí, como miembro de ella me interesa, ha sido la que tuvimos con Guadalupe de la Fuente, de la asociación de Abuelos separados de sus nietos, o con Miguel de Custodia Paterna. Quiero deciros que mi sensibilidad hacia su problema es total y absoluta. No se puede permitir que los abuelos tengan que cumplir las penas que se imponen a sus hijos, alejándolos de golpe de sus nietos. Por el bien de los nietos, que tanto necesitan referentes, como por el de ellos. Detrás de cada caso de estos hay una tragedia humana que tenemos que resolver. La custodia compartida es fundamental. Como lo es la derogación de la sexista Ley de Violencia de Género y su sustitución por una Ley Integral de Violencia Intrafamiliar, que elimine los delitos de autor de nuestro ordenamiento jurídico y ampare a cualesquiera víctimas de maltrato, sin distinguir al autor en función de su sexo. A luchar por ello, me comprometo. Como me comprometo a instar desde las instituciones madrileñas al gobierno de la Nación a modificar el Código Civil y la Ley de Divorcio del año 2005 para que la custodia compartida sea el régimen preferente, aplicado por defecto, en los casos de separación.
Os decía que tomé la decisión a finales de marzo. Desde entonces he conocido a personas como la profesora de Lengua y Literatura y Bibliotecaria Soledad Monforte, número ocho en la lista. Personas que llevan años trabajando en silencio para que Ciudadanos de Madrid sea el gran partido que es hoy. Qué decir de Antonio Buendía, tan buena gente como magnífico político e ingeniero, nº siete en la lista ¡Veniros conmigo!
Y vosotros, que hoy os habéis decidido, por curiosidad, simpatía o cualesquiera motivos a venir a ver qué os puedo ofrecer, os lo digo: ¡Venid conmigo!
Digámosle al resto de la clase política:
Yes, we come.