Crisis, salarios y empleo

Nos engañan quienes para salir de la crisis y crear empleo nos recetan aumentar la competitividad reduciendo los salarios. Argumentan que para que las empresas sean más competitivas, es decir, puedan vender sus productos a precios más baratos que sus competidores y crear empleo, han de bajar los costes de producción, y siendo los salarios el principal coste, éstos deben bajar.

Quienes así opinan se olvidan que los salarios también determinan la capacidad de consumo de una economía, y si bajan, se reduce la capacidad de consumo global. Bajando los salarios disminuye la capacidad de compra y las empresas venderán menos, teniendo que despedir trabajadores o bajar salarios para seguir siendo competitivas. Se entra así en un círculo vicioso de despidos, disminución de salarios y caída del consumo que se retroalimentará y conducirá al estancamiento y la recesión si la economía no se reactiva mediante estímulos e inversiones públicas. En realidad cada vez hay más claras evidencias que esto es lo que está pasando a la economía española.

La reducción salarial solo beneficia a las empresas exportadoras y aquéllas con una demanda cautiva como las de servicios básicos (comunicaciones, banca, alimentación o energía), ya que las personas o familias han de consumir casi necesariamente sus productos independientemente de su nivel salarial. Perjudica, sin embargo, a las empresas pequeñas y medianas que venden en el interior, siendo éstas las que constituyen la gran mayoría del tejido empresarial español y las que crean casi el 80 por ciento del empleo.

En España los salarios reales (no los nominales) han descendido en los últimos diez años y ello no ha supuesto una mejora de la competitividad de la economía española. El crecimiento de la economía hasta el año 2007 se ha debido a que la disminución de salarios ha sido compensada con el incremento del crédito, situación de la que se han beneficiado extraordinariamente los bancos. Ahora, con salarios a la baja, desempleo y falta crédito, el resultado no puede ser otro que la recesión.

Resulta evidente que para mejorar la competitividad de nuestras empresas el camino no es, no puede ser, bajar los salarios, sino aumentar la productividad, es decir, producir más por cada trabajador o cada hora de trabajo. Los esfuerzos e inversiones hay que hacerlas en mejorar la organización del trabajo, en tecnología, en educación y en sistemas informáticos que mejoren la gestión del tiempo y la producción. Hace falta más inversión, pública y privada, en educación, en investigación, desarrollo e innovación y para poder financiarla es necesario estimular e incentivar la economía productiva frente a la economía especulativa porque no es aceptable que mientras la primera carece de financiación, en la segunda se destinen cada día 700 billones de dólares en los mercados de derivados.

Para aumentar la competitividad de las empresas de la zona euro también hay que Intervenir en los precios, impidiendo que las grandes empresas los controlen al margen de las reglas de la competencia, subiéndolos o manteniéndolos cuando bajan los costes y obteniendo así unos beneficios extraordinarios.

Contrariamente a lo que se afirma desde posiciones neoliberales, para salir de la crisis y crear empleo necesitamos Inversiones públicas y privadas que tengan como objetivo aumentar la productividad de las empresas y unos salarios que proporcionen a los trabajadores poder adquisitivo para comprar los bienes y servicios de esas empresas. Necesitamos un mercado interior fortalecido y robusto como primer paso para la internacionalización de nuestra economía.


Antonio Espinosa

Secretario de Acción Política de C’s